Kazimierz Brandys

"Para hacerlo mejor que Shakespeare", respondió sin vacilar un poeta a quien, en una lectura pública, se le preguntó por qué escribía. Creo que es una buena respuesta.

Pero recuerdo otras respuestas. Otro escritor confesó que escribía únicamente para matar el aburrimiento. Otro aseguró que era para alejar el pensamiento de la muerte. Un novelista explicó que lo que le impulsaba era la necesidad de ordenar el caos. Un autor a quien yo estimo afirmó que escribía por placer. Otro más, sugirió que la escritura es el síntoma de una enfermedad mental. Un viejo maestro declaró en una entrevista en la radio: Escribo para saber quién soy. Me tropecé también con un escritor que pretendía haber elegido esta ocupación para no tener que ir a la oficina (no le gusta levantarse temprano). Un escritor principiante proclamó que sus obras eran: látigos para flagelar la pereza de Dios. Una vez oí una respuesta que me sorprendió: No sé ganarme la vida de otra forma. Otro alzó los hombros: ¿Por qué este tipo de peguntas se le hace siempre a los escritores y no a los jockeys o a los industriales?

Mi caso es muy sencillo. Me enseñaron a leer cuando tenía 6 años. Empecé a leer libros y me di cuenta de que esos libros eran escritos por alguien. Decidí escribirlos yo mismo. Quizá por todas las razones que acabo de enumerar. O casi todas. Por otra parte, nunca intenté profundizar en esta cuestión. Si supiera por qué escribo, dejaría probablemente de escribir. Quizá se le reproche a mi respuesta el ser evasiva. Esa es la suerte que corren a veces las preguntas indiscretas.

Kazimier Brandys
Polonia
Nace en 1916 en Lodz. Su Diario, publicado en Francia, ha tenido mucho éxito en Estados Unidos. La editorial Anagrama ha publicado Rondó.