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Rachid Boudjedra

Michaux decía que él escribía para transformar lo real en inofensivo. Pero el sufí Ibn Arabi escribía ya en el siglo IX que la escritura era esencialmente un acto sexual: Has de saber, y que Dios te proteja, que entre el escritor y lo escrito se produce siempre una operación de orden sexual. Es así como la pluma que hiende el papel, y la tinta que lo impregna, juegan el mismo papel que el semen que salpica las entrañas de la hembra y penetra profundamente en ellas para dejar una señal de lo divino (Les Conquetes mecquoises, II voyage). ¿Por qué escribo? Yo me sitúo entre esas dos afirmaciones. Escribo para no tener frío, es decir, para evitar la muerte y el hielo. Las palabras son la lana de las personas como yo. Escribo porque, torpe frente a los elementos de la vida, necesito un soporte para mis ideas fijas, mis obsesiones, mis fantasmas, mis convicciones políticas, en una palabra: mi visión del mundo en tanto que movimiento del cuerpo y de la inteligencia. Como argelino, he sufrido tres heridas simbólicas (cf. Bruno Bettelheim). Primero la guerra de Argelia, que viví de niño y de adolescente. Después, la mutilación (castración diría Freud) que viví en mi primera infancia cuando fui circuncidado. Finalmente, la de la pérdida de un hermano mayor, al que adoraba, que no encontró nada mejor que hacer que suicidarse a los veinte años.

De ahí esa obsesión en mis libros por la sangre, a causa de la guerra, y del sexo. Porque, a imagen de Ibn Arabi, intento sobrevivir, erigiendo la provocación sexual y política en sistema para reaccionar contra la hipocresía de la sociedad árabe-musulmana y salvar mi pellejo al caer, como el gato de Proust, sobre un espacio poético que comúnmente se llama literatura.

Así, escribo para dar placer y obtenerlo. ¿No es la definición del acto sexual en sí, y que aquel loco de la literatura que fue Ibn Arabi jamás podría negar?


Rachid Boudjedra
Argelia
Nace en 1941. Entre sus novelas: Le démantélement, L’insolation y La pluie. Esta última es el diario del acceso de una joven a la escritura y a su femineidad.