Antón Chéjov
(1860-1904) nació en la pequeña ciudad de Taganrog, en 1860. Su abuelo fue siervo y compró su libertad por 3.500 rublos. Su padre se arruinó como tendero y buscó suerte en Moscú. De los 16 a los 18 años, Chéjov permaneció por su cuenta en Taganrog; luego siguió a su familia a Moscú, donde estudió medicina. A los 23 años escribió el cuento En la peluquería, donde el dueño del local se complace en ver a sus clientes reflejados en un espejo que los distorsiona. Aunque sus primeras viñetas tuvieron un tono humorístico, Chéjov se sintió cautivado desde muy pronto por 'la belleza sutil, apenas perceptible, del dolor humano'. Escribió sin tregua para los periódicos y, a partir de 1888, para las revistas literarias. Su trabajo como médico no interrumpió su infatigable producción narrativa. A los 29 años supo que padecía tisis y que su vida sería breve. Al año siguiente emprendió un extenuante viaje a la colonia penitenciaria de Sajalín para escribir un extenso reportaje. En el resumen que hizo de su biografía para el editor de la revista Siever, escribió: 'En 1891 hice una gira por Europa, donde bebí vino espléndido y comí ostras. [...] Descubrí los secretos del amor a los 13 años. Mantengo excelentes relaciones con mis amigos, tanto médicos como escritores. Estoy soltero. [...] No obstante, todo esto no vale nada. Escriba lo que le parezca. Si no hay hechos, sustitúyalos por un comentario lírico'. Sus compañeros de viaje comentan que en Roma costaba trabajo interesarlo en las ruinas; sólo se fijaba en las personas y en sus ropas. Aunque conocía bien Moscú, rara vez escribió de temas urbanos. Sus recuerdos de infancia y adolescencia en Taganrog; su trabajo de médico rural y sus temporadas de convalecencia en Yalta le permitieron conocer a los campesinos, los cocheros, los cazadores furtivos, los oficiales desplazados, las niñas descalzas y las señoritas de provincia que pueblan sus relatos. Aunque a veces sus protagonistas se juntan para combatir el frío en torno a un humeante samovar, sus cuentos presuponen un paisaje extenso, amenazante, inconquistable. En su opinión, el 'alma rusa' dependía de la inaudita soledad de la estepa. Fue amigo de Tolstoi, quien le dijo: 'tus obras de teatro son aún peores que las de Shakespeare', pero admiraba sus maneras suaves y su andar 'de muchacha'. Poco antes de morir, Chéjov dedicó una hora a escoger el pantalón que se pondría para recibir al autor de Guerra y paz. Como sus cuentos, su vida amorosa se escribió en episodios breves; sostuvo amoríos intermitentes, en general con mujeres casadas. En 1885 le escribió a un amigo: 'Deme una mujer que, como la Luna, no aparezca todos los días en mi cielo'. Tres años después contrajo matrimonio con la actriz Olga Knipper. Aunque ella cumplía con el requisito de estar más presente en los escenarios que en la casa, Iván Bunin juzgó que el enlace de su amigo era 'un suicidio peor que Sajalín'. El matrimonio ocurrió básicamente por correspondencia. Enfermo de los pulmones, Chéjov residía la mayor parte del año en Yalta mientras su esposa actuaba en Moscú. Peter Brook leyó el epistolario en clave chejoviana y lo llevó a escena, mostrando la fuerza dramática de los papeles secundarios del escritor y su mimética esposa. Chéjov murió en Badenweiller, a los 44 años. En las últimas anotaciones de su diario se queja de lo mal que se visten las alemanas. Su cadáver fue trasladado a Rusia en ferrocarril. Alguien que no lo había leído pero que ya pertenecía a su siglo, confundió los bultos en el vagón de carga y colocó en su ataúd un letrero que decía: 'Ostras frescas'».
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