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Olympe Bhely-Quenum

Extraña pregunta; es lo mismo que preguntarme por qué soy hijo de mi madre, la gran sacerdotisa vudú. 'Si tú no fueses mi madre, habría partido a buscarte no sé a dónde para que me trajeses al mundo', le hacía decir a un personaje de una de mis novelas;

La pregunta me trae esta frase a la memoria porque constituye una respuesta de la que yo no era consciente: escribo porque me gustaría parirme a mí mismo, a mi ciudad natal, que es Gléxwé (Ouidah), a mi país y, procediendo de forma recurrente, ampliando y profundizando en esta mayéutica, contribuir al nacimiento del África actual. Para hacerlo he elegido, desde 1954, la fecha desde que escribo, observar la acción de los estratos tradicionales en la evolución socio-política de la nueva África.

La independencia crea nuevas formas de estratificación social en nuestras sociedades; el observador extranjero, o superficial, cree que el África actual está dirigida por las únicas organizaciones salidas de las distintas independencias y que son esencialmente políticas; en realidad, el África real, profunda, reside en organizaciones cerradas, intangibles, que ningún poder político se atreve a afrontar. Al novelista o al sociólogo que frecuenta y estudia estas sociedades, habla alguna de las lenguas de su país, tiene oportunidad de aprehenderlas mejor, le resultará más fácil distinguir sus influencias en nuestras sociedades modernas o las secuelas que han dejado sus enseñanzas en dirigentes políticos o sociales.

Me interesa lo mismo el África que se mueve, se desarrolla y se interroga sobre ciertos valores, que las capas denominadas arcaicas, aparentemente estáticas, donde abundan las respuestas a muchas de nuestras angustias y para las que consultamos a los psicoanalistas en lugar de recurrir a recetas endógenas de probado valor desde hace milenios.

La trama de cada una de mis novelas y de mis relatos la constituye esa mezcla bastante ponderada de hechos reales y repetidos en el África actual en sus relaciones con las fuerzas oscuras del África ancestral. Los escritores africanos incultos que no conocen el África de las cosas perennes disimulan su ignorancia detrás del patchwork de un modernismo laborioso que permite brillar en las reuniones llamadas culturales; esta gente mundana apenas me interesa; prefiero, incluso, un buen reportaje de un periodista sagaz, y con talento, a esas novelas africanas que excluyo de mi biblioteca porque no me han enseñado nada. ¿Cómo actuar de otra forma cuando, en materia de creación literaria, mi credo es hacer que el no ser se convierta en ser, contribuir, a través de la escritura, a que el hombre negro tenga conciencia de los valores perennes de su país, de su continente, y a que se convierta en un Negro total: ése que viviendo en el mundo contemporáneo, se inicia en la tecnología, vive y participa en las luchas políticas por la justicia social y el desarrollo cultural y no renuncia a los valores culturales de su país?

Estos son, grosso modo, los fundamentos de esta mayéutica. Ofrecí un ejemplo en mi primera novela, aparecida en 1960; lo trágico se sostiene por medio de un hilo tan tenue y ridículo como una tela de araña. La intriga en El iniciado, de 1980, se concentra en la hoja de un árbol. Pero es que leyendo el último relato de Wolé Soyinka, me encuentro desde las primeras páginas con una de las realidades de este África profunda: '...entonces el egungún, al pasar delante de la iglesia, golpeó con su palo tres veces en el portal... el edificio se derrumbó. Las paredes se desmoronaron y el techo se desintegró'. Soyinka fotografía un hecho diverso que muestra sin explicarlo. Detrás de todo eso hay algo no dicho que ha provocado ese derrumbamiento. Anoté en el margen de la página 29: 'efecto Kpé'. Hay que ser Fon o Yoruba, o un Negro total para comprenderlo. Yo sé lo que es y eso es lo que intento comunicar al escribir.

Olympe Bhely-Quenum
Benín
Nace en Cotonou (antiguo Dahomey) en 1928. Estudia en la Facultad de Caen en Francia. Dirige el diario La Vie Africaine de París. Novelas oníricas, llenas de imágenes, que tratan del engranaje de la justicia colonial, del misterio. Entre sus novelas: Liaison d'un été y Les appels du vodou.